lunes, 13 de mayo de 2013

Crecen las enfermedades por fecalismo al aire libre.

 

A todos beneficia que el excremento de perros y gatos sea desechado apropiadamente, ya que con esto se evita que se desintegre e incorpore al aire que respiramos, donde se convierte en factor de riesgo para numerosas enfermedades. Aprendamos a colaborar en esta labor ambiental y de salud.
Cierto individuo lleva a pasear a su perro al parque; en determinado momento el cuadrúpedo comienza a defecar, en tanto el propietario vigila de reojo que no haya testigos y, en cuanto su fiel amigo termina su labor, ambos huyen de la olorosa escena del crimen sin recoger los desechos. Este problema se conoce como fecalismo canino al aire libre, el cual -aunado al de gatos, aves y roedores, e incluso del ser humano- representa serio problema que eleva los de por sí altos índices de contaminación de grandes urbes, como la Ciudad de México.
Es importante saber que la materia fecal que se deja en la vía pública termina secándose y transformándose en polvo, el cual ensucia no sólo el aire, sino también depósitos de agua y alimentos. Según la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un ejemplar canino de tamaño mediano evacua a diario 600 gramos de excremento en promedio, lo que significa 18 kilos al mes.
Dicha cifra es alarmante si consideramos que se calcula que en el Valle de México hay más de tres millones de perros callejeros, más aquellos a los que su propietario permite salir a hacer sus necesidades en la calle o parque cercano; por esta razón no hay áreas verdes libres de parásitos en la capital del país.
"Lamentablemente la gente todavía no entiende la magnitud del fecalismo, por ello saca a su mascota a defecar, olvidándose de levantar el excremento (acto que justifica afirmando 'voy a pasear al perro'), lo que se suma a las evacuaciones de animales callejeros sin control, agravando el problema", comenta en entrevista exclusiva para saludymedicinas.com.mx el Dr. José Ignacio Padilla Padilla, presidente de Grupo 7 Ecología.
Cabe destacar que los microbios provenientes de las heces que se desechan al aire libre se introducen al organismo del ser humano por medio de la respiración o al ingerir alimentos preparados en la calle, lo que ocasiona graves trastornos que incluyen infecciones por parásitos (lombrices, amebas o bacterias) y daños en las vías respiratorias, padecimientos que también alcanzan a las mascotas causándoles múltiples enfermedades.


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