domingo, 7 de abril de 2013


ANTECEDENTES DEL SANEAMIENTO

Los sistemas convencionales tienen su origen en las civilizaciones griegas y romanas. Estas fueron las principales pioneras de los sistemas de saneamiento actuales y las precursoras de la ingeniería hidráulica, integrando el suministro de agua en las calles de ciudades como Pompeya, sistemas de drenaje abiertos para evitar las inundaciones en las urbes y desagües para la recogida y eliminación de aguas residuales de las zonas pobladas. Las condiciones insalubres y de hacinamiento fueron generalizadas en estos tiempos provocando periódicamente grandes pandemias como la Muerte Negra a mediados del Siglo XIV. Estos problemas sanitarios provocaron la sustitución de los caces al aire libre por las canalizaciones soterradas similares a las usadas actualmente con el objetivo de mejorar las condiciones higiénico sanitarias y proteger la salud pública.
Salida de la Cloaca Máxima, construida sobre el 600 A.C el primer sistema de saneamiento romano, hoy en día forma parte del sistema de evacuación de pluviales del centro de que vertía los residuos de la ciudad al río Tíber.
Los inicios de la explosión demográfica en el siglo XVII generan un crecimiento desmedido de la población gracias al desarrollo de la agricultura y la ganadería. La mayor disponibilidad de alimento permite que la población crezca rápidamente y consecuentemente se genera un importante desarrollo urbanístico y un aumento de las superficies impermeables. Los problemas de cantidad de agua comienzan a ser evidentes y se plantea un nuevo problema, la saturación de las redes de saneamiento. El incremento de las conexiones a las redes, el aumento de la escorrentía pluvial y el desplazamiento de los núcleos urbanos a zonas con alto riesgo de inundabilidad generan problemas de capacidad en las redes. De nuevo un problema es el causante de una evolución correctiva en el saneamiento, la introducción de los aliviaderos. Los aliviaderos actúan como válvulas reguladoras de las redes en momentos de caudales punta disminuyendo la presión de los sistemas al liberar la cantidad de agua excedente y generando las conocidas DSU (Descargas en los Sistemas Unitarios).
En los años cincuenta del siglo XX la revolución industrial supone la introducción del concepto de calidad del agua, las cuales dieron lugar a numerosas epidemias que pusieron en evidencia la conexión entre el estado sanitario del agua de consumo y el desarrollo de enfermedades. La industria se introduce como la principal fuente de contaminación química y produce un cambio en la percepción y enfoque de los aliviaderos y las DSU. Las DSU liberan todo el efluente sin previo tratamiento a los cuerpos receptores y se convierten en una importante fuente de contaminación de los cuerpos de agua. Las políticas del agua se comienzan a centrar en la minimización de la contaminación en función de los usos del agua y se introducen el término de control de la calidad de agua.
El primer paso para la solución del problema fue la construcción de desagües de los edificios –los cuales, hasta entonces, solamente disponían, a lo sumo, de pozos negros– y su conexión a los conductos de drenaje, dando origen a los primeros alcantarillados de tipo unitario, sistema que, posteriormente, fue adoptado por la mayor parte de las ciudades.
la construcción de las primeras redes de alcantarillado puso de manifiesto que, aunque contribuían a la reducción del número de puntos de vertido, mejorando, evidentemente, las condiciones locales respecto a la situación anterior, se producía una mayor concentración de la contaminación, que, inmediatamente, produjo un agravamiento del estado de los ríos, creando condiciones higiénicas y ambientales inaceptables, por lo que se sugirió la idea de que el vertido de aguas residuales no debería realizarse a aquéllos, sino que debería utilizarse para fertilizar el suelo, con lo cual se proponía el primer sistema de tratamiento y se completaba el anterior concepto de saneamiento, basado en la recogida y transporte del agua residual, con el de su depuración.

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